Monday, April 03, 2006

¿Que es lo que le da valor a las cosas?

La pregunta viene al caso porque desde hace poco menos de tres años, mi ama me ha estado insistiendo en que termine de sacar las cosas que “se quedaron” cuando me casé y por obvias y saludables razones me salí de la casa.

En realidad no estorban.
Siempre han estado en el mismo lugar.
No ensucian, no hacen ruido, no generan gasto alguno o sea no molestan a nadie.
Además y analizando mas a fondo la situación no hay motivo para sacarlas. No se han hecho grandes adquisiciones de material, ni de maquinaria, mucho menos acumulación de bienes en la casa como para; “tener que buscar espacios”. Sin embargo, el reclamo ha sido constante y ha sido el mismo.

Entonces; ¿Porque me empeño en guardar cosas que tengo AÑOS que no veo y mucho menos uso? ¿Que valor tiene en mi vida guardar notas, stickers de campañas, libros (ya sé que tirarlos seria un grave pecado...pero yo ni siquiera los quiero regalar) tarjetas de cumpleaños, casetes piratas que en mi vida voy a volver a escuchar (como el del Burro Vanrankin y Esteban Arce en donde hicieron el lanzamiento mundial de su éxito Elena...Don’t worry! por citar un ejemplo) y un sin fin de cosas mas?

Las respuestas cursis/clásicas/ñoñas son.....
Por El Recuerdo.......
Por La Nostalgia.......
Cada hoja y cada articulo cuenta una historia son..... P e d a c i t o s d e T u V i d a.....
ah que romántico no?

Pues NO!!!! No creo que esa sea la razón.
La realidad creo yo es mas simple.

La Hipótesis:
Todos los tesoros que dejamos atrás (y se que muchos de los que lean esto están en mi caso) los dejamos ahí porque “ese es su lugar”. Así de simple. Así de fácil. Si estuvieran en otro lado ya no tendrían el mismo peso en nuestra vida, ya no tendrían “el mismo valor”.

Justificación:
En ese momento.
En ese segundo en que decidimos; guardar el boleto de entrada para la función de Taurus do Brasil aquella vez que fuimos todos los compas de la secundaria o
un examen reprobado que nunca llego a ser publico en casa o
aquel recibo de la primera invitación a cenar con la novia;
en ese momento; las razones del “¿porque?” seguramente eran clarísimas.


Pero con el tiempo,
con el cambio de prioridades, con la llegada de nuevos retos,
esas razones se vuelven más bien borrosas. ¿Que queda en su lugar? Solo una cosa creo yo. Un sentido de pertenencia, una noción de guardar en un(os) cajones el tesoro del pasado....
Aun y cuando no recordemos con exactitud el contenido de ese tesoro.

Tan así, que el contenido ya no importa. Lo que importa es que esta ahí. Aquí hago una pausa porque por fin llego a mi punto.

Lo que importa es que esta ahí.
No lo quiero ahí; para regresar algún día (tal vez ese sea el temor de mi ama).
No lo quiero ahí por que lo busque esconder o me avergüence.
Ni siquiera por la flojera de trasladarlo o por la inconveniencia de buscarle un nuevo lugar, no; no es nada de eso.

El hecho que toda esa pila de cosas esta ahí; en el lugar en donde siempre ha estado; en lo personal me es gratificante. Habla de identidad, habla de antecedente y por consecuencia de porvenir. No son grandes logros ni trofeos (uno que otro diploma si hay por ahí) pero todos y cada uno de los “mementos” dirían los gringos; dan sentido de metas alcanzadas de pequeños grandes triunfos o fracasos.

El espacio físico que ocupan esos tesoros también es relevante. Muy relevante.
Lo veo como el ancla que los mantiene cercanos. Que los mantiene firmes.
Esos cajones, ese fondo del closet de no ser, de no estar, perderían identidad.
Identidad que no se recuperaría con verlos limpios o vacíos o llenos de “otros” tesoros ajenos a los míos.

Hoy día estoy alcanzando nuevas metas. Estoy llenando nuevos cajones.
Llenándolos con “cosas” que hoy tienen cierto valor.
Propias de mi edad.
Propias de la educación que excelentemente me dieron mis padres.
Propias de la familia que empiezo a formar.

La más reciente adquisición a “el cajón” es un recibo que acredita la primera compra de una nueva etapa en mi vida.
Ropa de maternidad para mi esposa.
Seguramente en unos años; otras voces también pedirán que desocupe espacios.
Espacios que día a día estoy llenando con lo que hoy es importante.
Para mí al menos.

Me voy a aferrar. Continuare aferrado.
Saludos.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

¿Realmente perderían su valor, su identidad, si cambiaran de lugar? Yo también tengo mis "recuerdos", pero la verdad sea dicha, me di cuenta que en realidad no necesitaba los boletos del cine para recordar los buenos momentos que pasé con mis amigos de la prepa, ni lo genial que fue la secundaria. Las experiencias las lleva uno finalmente consigo en un lugar de donde nadie las puede mover, ni pedirnos que desalojemos. Lo único de lo que no me desharía nunca, son las cartas, porque esas no son solo "recuerdos", sino expresiones de otras personas.

Tu post me recordó a mi señor Padre, porque tiene un pick up Chevrolet anaranjado del 80 y tantos que le compró a la compañía de donde se jubiló. No anda, pero no se va a deshacer de él nunca, aunque tengamos que estacionar el carro que si sirve en la esquina.

7:29 AM  
Blogger EL OSO said...

No me ayudes compadre. Stas viendo que quiero evitar que me desalojen... No cabe nada en mi nuevo "pichonavit"....jaja.
Saludos y Gracias.

6:51 PM  

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